martes, 10 de mayo de 2016

Historia Social Del Mundo Occidental. Del feudalismo a la sociedad contemporánea - Bianchi, Susana

Bianchi, Susana; Historia Social Del Mundo Occidental. Del feudalismo a la sociedad contemporánea, Universidad Nacional de Quilmes Editorial, La Plata, 2013


La crisis del feudalismo
    Tras la expansión de los siglos XI y XII , en las últimas décadas del siglo XIII comenzaron a registrarse los primeros signos de estancamiento. Se frenaba el movimiento de roturaciones y se observaban retrocesos: suelos periféricos, agotados por los cultivos, paulatinamente fueron abandonados. El retroceso de la agricultura se puede explicar, en parte, por razones climáticas
- la "pequeña edad del hielo", es decir, el enfriamiento del hemisferio norte- pero sobre todo por el estado de las técnicas que no lograban salvar ciertos obstáculos.
    La rotación trienal no permitía, en zonas menos fértiles, que los suelos descansaran lo suficiente; para aumentar el rendimiento hubiera sido necesario abonar la tierra, pero el abono -el estiércol- resultaba insuficiente.
   Para obtener mayor cantidad de abono hubiera sido necesario aumentar el número de animales. Pero esto resultaba muy difícil para las comunidades rurales pequeñas, por la imposibilidad de alimentarlo: aumentar los campos de pastura significaba reducir los campos de cereales. Dicho de otra manera, la alimentación del ganado era incompatible [56] con la alimentación humana. A esto se sumaban el  desmonte intensivo (sobre todo después que se comenzó a aplicar la sierra hidráulica) determinó la falta de madera, pero además el agua no contenida por los bosques destruyó las capas arables superficiales. En síntesis, los cultivos disminuyeron.
    Dentro de las manufacturas, básicamente en la textil, también comenzaron a registrarse dificultades. Es cierto que en este sector las técnicas habían continuado desarrollándose, pero las prescripciones de los gremios muchas veces prohibían emplearlas. Fue el caso, por ejemplo, del torno de hilar. Estas medidas no eran solo producto de una mentalidad conservadora, deseosa de mantener la calidad del producto, sino que atendían al carácter limitado de sus mercados. La introducción de técnicas podía aumentar la producción generando una crisis de sobreproducción, con la consiguiente caída de los precios. También se detuvo la expansión a la periferia. Por ejemplo, los señores alemanes detuvieron su expansión en Lituania; en los reinos españoles, la frontera con los musulmanes se mantuvo durante dos siglos en el reino de Granada. También el movimiento de las Cruzadas llegó a su fin después del fracaso del efímero Imperio latino en Oriente, y la caída de San Juan de Acre (1291) puso fin a la aventura. Se había cerrado la etapa de los largos viajes: el mismo título de la obra de Marco Polo, el Libro de las Maravillas, era explícito de! carácter excepcional de su expedición (1271-1295). Junto con los viajes, se redujo la actividad comercial: las ciudades del Hansa redujeron su área de influencia y las ferias de Champagne entraban en decadencia (1300) mientras eran reemplazadas por otras vías secundarias.
   Esta reducción comercial también, se vinculó con la escasez de moneda, con la falta de metálico. En efecto, los monarcas comenzaban –como veremos- a recuperar su poder e intentaban levantar sus reinos. Pero para ello necesitaban metálico: necesitaban pagar ejércitos que se impusiesen a las autonomías feudales, necesitaban pagar una burocracia que organizara el Estado. Para esto recurrieron en gran escala a los préstamos, lo que provocó la crisis de varios banqueros -como el caso de los Bousignori en 1297-; pero también, para aumentar la masa monetaria, los reyes comenzaron a acuñar moneda con distintas aleaciones, lo que produjo devaluación y problemas de inflación que repercutieron en la inseguridad de las transacciones comerciales.
  Todos estos síntomas se acentuaron en el curso del siglo XIV. Sin duda, el más grave fue la disminución de la superficie cultivada (que obligó a algunas ciudades italianas a importar cereales de Danzig), que demostraba la fragilidad de la economía. Entre 1313 y 1317 se produjo la primera [57] de las muchas crisis que se dieron a lo largo del siglo. Una mala cosecha pronto se traducía en falta de alimentos y hambrunas, y una población mal alimentada resultaba presa fácil de pestes y epidemias. Pero el problema radicaba en que el ciclo carestía-hambruna-epidemia se reproducía a sí mismo. En efecto, la hambruna y la peste despoblaban los campos, no solo por el aumento de la mortandad sino por la huida de los campesinos hacia las ciudades, generalmente mejor abastecidas por las políticas comunales.
  El resultado era la falta de mano de obra para las tareas rurales, una nueva mala cosecha, carestía, hambruna y epidemias. A mediados de siglo, la Guerra de los Cien Años -conflicto en el que participaron varios países europeos pero fundamentalmente Inglaterra y Francia (1339-1453)- acentuó la crisis agrícola, sobre todo, en los campos franceses. Los incendios y
las depredaciones que las caballadas inglesas infligían a los campesinos y sus sembrados provocaron más muertes que las mismas acciones bélicas.
  En síntesis, a las malas cosechas, las hambrunas y las epidemias se sumaban los efectos de la guerra (Romano, 1972, pp. 3-39).
   En 1348, llegaba a Europa la Peste Negra. Era la peste bubónica, de origen asiático, trasmitida por las pulgas de las ratas que comenzó a propagarse desde los puertos del Mediterráneo, y que al caer sobre una población profundamente debilitada por hambrunas y epidemias causó verdaderos estragos. En 1348, la Peste Negra llegaba a Italia y a Francia; en 1349, alcanzaba a Inglaterra y a Alemania; en 1350, a los países escandinavos.
   De este modo, la población europea quedaba reducida a sus dos terceras partes. La caída demográfica solo pudo recuperarse en el siglo XVI.
  Pero la crisis del siglo XIV fue fundamentalmente una crisis social: la crisis de las estructuras feudales. En el transcurso de la Guerra de los Cien Años, los cambios en las tácticas militares, con mayor peso de la infantería y la arquería (incluso la artillería en las primeras décadas del siglo XV) conmovieron la función guerrera de la nobleza feudal, a caballo y con pesadas armaduras.
  Incluso, la importancia que comenzaba a adquirir la arquería quedaba reflejada en las leyendas que comenzaron a madurar en el siglo XIV, como las de Robin Hood y Guillermo Tell. Pero el poder de la nobleza se vio debilitado fundamentalmente por la crisis de la agricultura y la huida de los campesinos: la caída de la producción significaba la disminución de las rentas. Es cierto que los señores intentaron solucionar el problema aumentando las cargas sobre los siervos, es decir reforzando la servidumbre, como ocurrió por ejemplo en Europa oriental. Pero en otras regiones esto solo sirvió para acentuar los problemas de alimentación y la huida de los campos. [58]

   El abandono de los campos de cultivo posibilito la expansión de las pasturas y de la ganadería, sobre todo ovina, que transformaron a España y a Inglaterra en los grandes productores de lana para las manufacturas europeas. Pero también la existencia de tierras que habían quedado vacantes permitió apropiarse de ellas a algunos campesinos que vieron mejorar su situación. Esto condujo a la formación de una clase de medianos y pequeños
propietarios libres -que en Inglaterra fueron llamados yeomen- que ya no dependían de ningún señor, sino que se vinculaban directamente con el mercado. Algunos de ellos acuñaron fortuna, campesinos ricos –como los squire en Inglaterra o los junker en Alemania- que aspiraron a formas de ennoblecimiento y, sobre todo, a tener alguna participación en la administración política.
  Estos nuevos propietarios ya no podían invocar antiguos derechos consuetudinarios sobre los campesinos, por lo tanto, para explotar la tierra debieron -dada la extensión de su propiedad y una mayor complejidad de los cultivos- contratar mano de obra asalariada.     También los señores debieron contratar trabajadores asalariados o, más frecuentemente, arrendar sus tierras a campesinos libres. De un modo u otro, esto significaba la disminución de la servidumbre y, por lo tanto, de la base del orden feudal. Al mismo tiempo, comenzaba a conformarse un mercado de mano de obra asalariada rural.
   La crisis también se sintió dentro de las manufacturas. Afectó, sobre todo, la producción suntuaria, de alto costo y de alta calidad, controlada por los gremios, que entró en crisis por la falta de moneda y por la restricción de sus reducidos mercados. Sin embargo, esto también abrió la posibilidad de otras transformaciones. Algunos comerciantes, para escapar de la rigidez de las corporaciones urbanas, comenzaron a aprovechar la larga tradición textil campesina. Estos comerciantes compraban la materia prima y la entregaban a los campesinos que realizaban el tejido con sus propios instrumentos, luego el comerciante recogía el producto terminado, pagando por la cantidad producida, y se encargaba de su comercialización.
  Comenzaban a desarrollarse así las manufacturas domésticas rurales. Si bien el acabado y el teñido de los tejidos se efectuaba en las ciudades, dentro del ámbito de las corporaciones, muchas veces los gremios de tejedores urbanos vieron en las manufacturas domésticas una fuerte competencia. En algunas ciudades, como en Gantes, los gremios urbanos organizaron expediciones armadas para destruir los telares campesinos. A pesar de esto, la nueva forma de producción manufacturera se extendió ampliamente, sobre todo en las zonas de actividad ganadera, como un complemento de las tareas rurales. Esto ocurrió en Inglaterra, pero también {59] en los Países Bajos, Alemania, Italia y Francia. Esta nueva producción textil era de más baja calidad que los antiguos paños -incluso la producción de extendió al lino y al c á ñ a m o - , sin embargo, tuvo amplia acogida entre la burguesía y los sectores campesinos más ricos que ya dejaban de hilar y tejer. Además de textiles, con el mismo sistema comenzaron a producirse cuchillos, clavos y objetos de madera. En síntesis, como consecuencia de la crisis tanto la agricultura como las manufacturas sufrieron importantes transformaciones que pusieron en jaque los pilares del antiguo orden social.
  La crisis del antiguo orden implicó también profundos conflictos sociales. En primer lugar, movimientos campesinos. La inquietud social en el ámbito rural se había expresado en la huida de los campos, y muchas veces esta inquietud t o m ó la forma de la marginalidad y el vagabundeo, o incluso de estallidos desesperados, violentos y cortos. Pero hubo también movimientos de mayor envergadura que expresaron las dificultades de reacomodamiento, derivadas de los cambios que se estaban viviendo, como la Jacquerie francesa de 1358 y el levantamiento inglés de 1381. Como señala Fossier, estos movimientos no fueron el resultado de una miseria exacerbada sino la reacción de campesinos que habían comenzado a mejorar y temían perder su situación (Fossier, 1996, pp. 371-477). Los motivos que estaban atrás de los levantamientos - la falta de consideración de los nobles, el desorden de la hacienda real, las fluctuaciones monetarias- dejaban indiferentes a los más miserables pero eran asuntos de importancia para los campesinos medios en la medida que constituían el marco de su vida social.
En este sentido, estos movimientos, a ún sin demasiada organización ni objetivos precisos, reflejaban las transformaciones que se estaban produciendo en la estructura de la sociedad.
    También la época fue propicia para los movimientos urbanos. Desde fines del siglo XIII y a lo largo del siglo XIV, se ampliaron los movimientos en contra del poder político de las oligarquías urbanas: hubo agitación social en las ciudades flamencas (1280); se levantaron Gantes, Lieja y
Brujas por nuevos impuestos (1292); hubo estallidos en Florencia y otras ciudades italianas (1300); se amotinaron los artesanos de París (1306). Pero también apareció un nuevo tipo de movimiento que marcaba la crisis de las antiguas corporaciones. Se comenzaban a invocar el derecho al trabajo -en 1337, al grito de "Libertad y trabajo" se amotinaron los bataneros de
Gantes- y problemas vinculados a contratos y salarios, como en los levantamientos de tejedores en los Países Bajos entre 1320 y 1332; en la rebelión de los ciompi (tejedores) en Florencia en 1378, y en los disturbios en varias ciudades de Francia entre 1379 y 1383. Los movimientos urbanos –como [60]  los rurales- fueron duramente reprimidos pero también permitían percibir la quiebra de las antiguas formas corporativas.
  Muchos de estos movimientos estuvieron revestidos de ideas religiosas. Si la religión era el sistema cultural e ideológico de toda la sociedad, también la protesta asumía lenguaje y formas religiosas. La protesta religiosa asumió varias formas. En Francia, ya desde 1256, jóvenes de ambos sexos, dedicados al vagabundeo y la mendicidad, engrosaron las bandas de místicos {beguines) que llevaban una vida de pobreza dedicados al trabajo manual. En Inglaterra, pese a la represión, durante mucho tiempo persistió el movimiento de los "lolardos", cuyas ideas resonaron en la rebelión campesina de 1381. En efecto, los lolardos habían recogido
y llevado hasta sus últimas consecuencias algunos de los principios de John Wyclyff (1320-1384) -monje de Oxford considerado h e r é t i c o -, quien pretendía demoler el funcionamiento de las estructuras clericales de su época a través del mito del retorno al cristianismo primitivo. Los lolardos condenaron la corrupción, la molicie, la riqueza y el lujo desmesurado que corroían a la Iglesia en una crítica religiosa que se confundía con la crítica social. En toda Europa, aparecieron también los "flagelantes", bandas de hombres que recorrían las ciudades autocastigándose con correas con puntas de hierro (1349). Movimiento milenarista, ellos se
preparaban para el fin del mundo y el advenimiento de la "edad de oro", edad que caracterizaban como un mundo más justo sin ricos ni pobres.
  En síntesis, los movimientos religiosos que estallaron en el siglo XIV fueron movimientos heréticos e igualitarios y estaban señalando la crisis de la conciencia cristiana colectiva. Y esto se vinculaba también con el profundo impacto que la crisis producía sobre las mentalidades. La presencia constante de la muerte, sobre todo durante los años de la Peste Negra que diezmó a la población europea, transformaba la imagen de Dios: el Dios paternal era reemplazado por la imagen de un Dios vengativo, el Dios de la ira. Pero se transformaba también la misma idea de la muerte. Si antes la muerte era representada como un ángel, como un tránsito indoloro, a partir de 1350, comenzó a representarse como un ser cadavérico armado que causaba estragos a su alrededor. La muerte fue personificada como un poder autónomo, independiente de Dios, que podía actuar arbitrariamente por propia iniciativa.
  Ante la idea de la arbitrariedad de la muerte surgieron entonces actitudes polarizadas. Unos procuraron salvar el alma, asumiendo una religiosidad más pura que permitía prepararse para la muerte. Y esta idea de purificación alimentó a los movimientos heréticos. Pero también, la cercanía de la muerte reforzó las actitudes hedonistas. Ante lo efímero de [61]    la vida, se valoró el goce, el erotismo y los placeres sensoriales. Esta fue la actitud que quedó plasmada en dos importantes textos literarios de la época, el Decamerón de Boccaccio (1313-1375) y los Cuentos de Canterbury, de Chaucerer (¿1340?-1400).
  Pero la literatura también comenzó recoger y registrar manifestaciones -antes desechadas- de la cultura popular de tono fuertemente satírico. La "cencerrada", por ejemplo, era un alborotador y ruidoso ritual -apostrofes, clamores, gestos obscenos y de burla- que los jóvenes dedicaban
a las personas de mayor edad que habían cometido algún acto de transgresión: el más frecuente era el matrimonio que violaba los límites habituales de la edad. Pero muchas veces, también la "cencerrada," en sus burlas mostraba elementos de crítica social, al mismo tiempo que con la música, el ruido, los bailes, los gestos proclamaban el triunfo del placer de sensorial. La Iglesia era hostil a estos rituales por su carácter licenciosos y por las máscaras que deformaban la figura natural del hombre hecha por Dios a su semejanza. De allí que en 1329 se amenazó, vanamente, con la excomunión a sus participantes. Pero esto tampoco impidió que la "cencerrada" fuera recogida por otros sectores sociales: como el culto autor de la Román de Fauvel[1]
  En síntesis, si bien la cristiandad continuaba siendo presentada como un todo armónico y el cristianismo seguía siendo el sistema cultural e ideológico de toda la sociedad, la crisis del siglo XIV comenzó a manifestar las rupturas. En primer lugar, la crítica al sistema eclesiástico y a lo que se consideraban "falsos" valores religiosos anunciaba la ruptura que implicó la Reforma en el siglo XVI. Además, como veremos, comenzaba a conformarse cada vez con más vigor una cultura laica que ponía su acento en la razón.
  Es cierto que los herejes fueron condenados a la hoguera y que muchos intelectuales fueron perseguidos y enviados a prisión. Incluso, el Obispo de París llegó a condenar una serie de proposiciones de Tomás de Aquino [62] - a pesar de que había sido canonizado en 1323- donde se distinguía la fe de la razón para unirlas después en una relación necesaria. Sin embargo, el movimiento continuó para culminar en la constitución de una cultura laica que tendrá su primera expresión en el Humanismo de los siglos XV y XVI.

Ciudades y monarquías
   El efecto más notable de la crisis del siglo XIV fue el crecimiento de las ciudades. La multiplicación de barrios nuevos, adosados a las ciudades, provocó una brusca dilatación del espacio urbano. Esta ampliación quedó registrada en la construcción de nuevas murallas: la mayoría de ellas se levantaron entre 1300 y 1380. El caso de París es paradigmático: si las murallas del siglo XII rodeaban 275 hectáreas, las construidas en 1360 contenían 450 hectáreas. Eran ciudades también donde la preocupación por la apariencia resultaba más notable. Las disposiciones municipales buscaban el decoro -ordenaban la limpieza de las inmundicias, procuraban que los carniceros establecieran los mataderos fuera de las murallas- al mismo tiempo que las casas burguesas aparecían con nuevos adornos. Era una ciudad -de una gran heterogeneidad social-^ donde claramente los más ricos imponían un "orden burgués". Era también una ciudad que se vinculaba cada vez más con el campo.
  En efecto, la quiebra de los marcos señoriales permitió a la ciudad extender el dominio sobre su entorno. Los burgueses ricos acentuaron las inversiones rurales, pero eran hombres que no estaban acostumbrados a las tareas agrícolas, por lo tanto, arrendaban las tierras o las explotaban con la ayuda de un administrador. Lo significativo era tal vez el cambio de actitud: la búsqueda permanente y consciente de la ganancia, expresada en el dinero que se transformaba en la medida del poder. En síntesis, la crisis nobiliaria abría las puertas del comercio de la tierra a nuevos inversores urbanos.
   Junto con esta poderosa burguesía urbana, también se recortaron cada vez con mayor claridad nuevos grupos sociales, reclutados de las filas burguesas: los juristas -hombres de leyes-, o los nuevos funcionarios al servicio de la administración. La presencia de éstos, como la de los jefes de las bandas de guerreros mercenarios que actuaban mediante un contrato o condotta -de allí la figura del condottiero-, se vinculaba estrechamente con las modificaciones que se estaban produciendo dentro de las monarquías.
   Indudablemente, la debilidad de los señores feudales permitía el mayor fortalecimiento de las monarquías, la consolidación de esas entidades territoriales que consumían los reinos. La prueba más notable la constituyó tal vez la Guerra de los Cien Años que iniciada en 1339 como una lucha [63]  feudal culminó a mediados del siglo x v como una lucha entre monarquías.
    En síntesis, la profesionalización de la guerra, la aparición de sistemas fiscales para mantenerla, la validación de la política y la administración como una ocupación sentó las bases del poder de los reyes y de la formación de los nuevos estados.

Cronología (Kinder y Hilgemann, 1974)
395 Muere Teodosio, quien divide el Imperio Romano entre sus hijos Honorio, emperador de Occidente, y Arcadio, de Oriente.
406 Gtupos germánicos invaden el Imperio Romano de Occidente. Se establecen en distintas regiones y comienzan a operar la disgregación política de la antigua unidad imperial.
466 Se establece el reino visigodo en España.
476 Es depuesto el último emperador romano de Occidente, Rómulo Augústulo.
486 Clovis establece el reino franco en la Calía; se inicia la dinastía de los merovingios.
493 Teodorico funda el reino ostrogodo en Italia.
518 Justino, quien estabíece las bases del Estado bizantino, asume el trono del Imperio Romano de Oriente.
632 Muere Mahoma después de haber dado unidad en el islamismo al mundo árabe. Lo sucede el califa Abu Beker, quien comienza la política de expansión.
713 Los musulmanes triunfan en la batalla de Guadalete y ocupan el territorio visigodo, excepto algunos valles del Cantábrico.
732 El mayordomo del reino franco, el duque Cados Martel, impide el avance de los musulmanes al derrorarlos en la batalla de Poitiers.
750 En España se constituye un emirato bajo dependencia del Califa de Damasco con capital en Córdoba.
751 Pipino el Breve, que había heredado de su padre Carlos Martel el cargo de mayordomo del reino, despoja del trono franco a Childerico, inaugurando así la dinastía carolingia.
771 Carlos, hijo y heredero de Pipino el Breve, inicia la política de conquista con la que intenta reconstituit el antiguo Imperio Romano de Occidente y que le valió el nombre de Carlomagno.
800 El papa León I I I corona Emperador a Carlomagno, en Roma.
814 Tras la muerte de Cariomagno, el trono pasa a su hijo Ludovico Pío.
840 Después de la muerte de Ludovico Pío, comienza la guerra civil entre sus hijos por el título imperial.
Se intensifican los ataques normandos sobre Europa occidental.
843 Por el Tratado de Verdún se desmembra el Imperio Carolingio. Lotario  recibe el título de emperador, meramente honorífico, y  territorios en Italia;   Luis y Carlos I I el Calvo, la actual Francia. El rey Carlos I I el Calvo establece la obligatoriedad del juramento de fidelidad a los vasallos.
899 Comienzan los ataques magiares sobre la frontera este de Europa occidental.
911 En Alemania, tras la muerte del carolingio Luis el Germánico, los grandes señores de Sajonia, Franconia, Suavia y Baviera establecen una monarquía electiva.
En Francia, Cados el Simple otorga a los normandos el ducado de la Normandía
912 Adberramán I I I inicia el período de mayor desarrollo del Emirato de Córdoba.
936 El duque de Sajonia, Otón I el Grande, ocupa el trono de Germania (Alemania), y hace prestar juramento de fidelidad a los duques alemanes.
962 Tras rechazar a los invasores que asolaban las fronteras y conquistar Italia,
Otón I el Grande se corona emperador, creando el Sacro Imperio Romano Germánico.
980 Los daneses comienzan la conquista de Inglaterra.
987 Hugo Capero es coronado rey de Francia, reemplazando a la dinastía carolingia.
1016 Tras completar la conquista del territorio, el danés Canuto el Grande es rey de Dinamarca e Inglaterra.
1028 Canuto el Grande conquisra Noruega, estableciendo un poderoso reino anglodanés.
1037 Fernando l, rey de Castilla, obtiene León.
1056 Es electo en el trono del Sacro Imperio Romano Germánico, Enrique IV, de la casa de Franconia.
1059 Los normandos se instalan en el sur de Italia y comienzan la conquista de Sicilia. Un sínodo establece la elección del Papa por voto secreto, para evitar las influencias de los poderes políticos.
1066 El duque de Normandía, Guillermo el Conquistador, tras triunfar en la batalla de Hasting, conquista Inglaterra.
1073 Gregorio V I I es designado Papa; su objetivo es consolidar el poder de la Iglesia y la autoridad papal.
1075 Comienza la Querella de las Investiduras, sobre a quién le corresponde investir a los obispos, entre el papado y el emperador Enrique IV.
1077 Como el Papa había excomulgado al Emperador y, en consecuencia, liberado a los nobles del juramento de fidelidad, en la "humillación de Canosa" el emperador Enrique IV se somete a Gregorio VII. Sin embargo, poco después se reiniciaron las hostilidades.
1085 En la guerra contra los musulmanes, Alfonso V I de Castilla

1095 El papa Urbano I I convoca en Clemont un Concilio que decide la organización de las Cruzadas.
1097 La primera Cruzada es organizada por señores normandos, franceses, alemanes y flamencos.
1099 Los cruzados toman Jerusalén. Se establece un señorío cristiano, bajo la autoridad de Godofredo de Bouillon que toma el título de Protector del Santo Sepulcro.
1118 El rey de Aragón, Alfonso 1, conquista Zaragoza.
1119 Se funda la Orden de los Caballeros de Templo.
1122 El Concordato de Worms, entre el papa Calixto I I y el emperador Enrique
V, pone fin a la Querella de las Investiduras, aunque los conflictos entre
el papado y el Emperador por la supremacía del poder continuarán.
1127 Ciudades flamencas obtienen caitas de franquicias.
1138 Comienzan los conflictos entre dos grandes partidos que se forman en
Alemania e Italia: güelfos, partidarios del Papa, y gibelinos, partidarios del Emperador.
1147 Se organiza la segunda Cruzada bajo el liderazgo de los Hohenstaufen, con la alianza del rey de Francia Luis V I I .
1152 Federico I Barbarroja, de la casa de Suavia, de la familia de los Hohenstaufen, es electo Emperador. Sus intenciones de afirmar el poder imperial intensifican el enfrentamiento con el papado.
En Francia, Enrique de Plantagenet, duque de Normandía y conde de Anjou, se subleva contra Luis V I I .
1154 Enrique de Plantagenet es coronado rey de Inglaterra, como Enrique
I I . La guerra feudal se convierte en la guerra entre dos reinos, Francia e
Inglaterra.
1176 Federico Barbarroja es derrotado en la batalla de Legnano por la Liga Lombarda,
formada por las ciudades italianas por inspiración del papado.
1187 El sultán Saladino toma Jerusalén.
1189 Se inicia la tercera Cruzada encabezada por el emperador Federico Barbarroja,
el rey de Inglaterra, Ricardo Corazón de León, y el rey de Francia,
Felipe Augusto.
1191 Los cruzados toman San Juan de Acre.
1197 Federico I I Hohenstaufen es electo emperador. Continúan las luchas con el papado.
1202 El papa Inocencio III convoca la cuarta Cruzada.
1204 Se funda el efímero Imperio Latino de Oriente del que Balduino de Flandes es el primer emperador.
1212 Alfonso VIII de Castilla derrota a los musulmanes en las Navas de Tolosa, encerrándolos en Andalucía.
1214 El rey de Francia, Felipe Augusto, derrota a los ingleses en la batalla de
Boivines.
1215 En Inglaterra, los nobles imponen al rey Juan Sin Tierras la Carta
1228 El emperador Federico I I organiza la quinta Cruzada, sin el concurso de la Iglesia, por sus conflictos con el papado. Realiza negociaciones con los musulmanes por las que obtiene Jerusalén y ventajas que favorecieron el movimiento comercial.
1236 El rey de Castilla, Fernando I I I el Santo, conquista Córdoba.
1244 Los musulmanes reconquistan definitivamente Jerusalén.
1248 El rey de Francia, Luis IX -más tarde San Luis- organiza la sexta Cruzada, que tiene como objetivo Egipto, la base más fuerte del poder musulmán.
1250 Tras la muerte de Federico I I , por presión del papado, la corona imperial
queda vacante por un largo período. El "gran intetregno alemán' favorece el desarrollo de las ciudades libres en Italia y Alemania. El Reino de las Dos Sicilias es entregado a Carlos de Anjou, hermano del
rey de Francia, Luis IX que llega a ser el más poderoso arbitro de los asuntos europeos.
El rey de Castilla, Alfonso X el Sabio, dicta las Siete Partidas por las que reorganiza el orden político y jurídico del reino de acuerdo a los principios del derecho romano.
1258 En Inglaterra, los señores hacen suscribir al rey Enrique I I I los Estatutos de Oxford, que establecen la obligación del rey de gobernar asistido por un consejo de nobles.
Inglaterra y Francia firman el Tratado de París que pone fin a los conflictos entre ambos reinos. Sin embargo, las relaciones no fueron cordiales ya que la posesión de la Guyena (Aquitania) ponía al rey de Inglaterra en condición de vasallo del de Francia y ambos reinos tenían intereses encontrados en Flandes.
1270 Luis IX organiza la última Cruzada que fracasa en parte por la muerte del rey frente a Túnez.
1273 Finaliza el "interregno alemán" y Rodolfo de Habsburgo es electo emperador.
1282 En las "vísperas sicilianas", los franceses son expulsados de Sicilia que es ocupada por los aragoneses.
1315 Comienza en Europa la crisis agrícola con hambrunas generalizadas.
1327 Sube al trono de Inglaterra Eduardo III , a quien se debe la división del Parlamento en dos cámaras, la de los lores y la de los comunes.
1337 Comienza la Guerra de los Cien Años. Ante la falta de descendencia de los últimos reyes franceses, Eduardo I I I de Inglaterra, alegando sus derechos como nieto de Felipe el Hermoso, reclamó el trono de Francia. La elección recayó, sin embargo, en Felipe de Valois, que fue coronado como Felipe V I . Se iniciaron entonces las hostilidades.
1346 Los ingleses derrotan a Felipe V I en la batalla de Crecy y se apoderan del puerto de Calais.
1348 Comienza la Peste Negra que obligó a los beligerantes a una tregua.
1356 Reanudada la lucha, el hijo del rey de Inglaterra, el Príncipe Negro, derrota y toma prisionero al rey francés Juan el Bueno, sucesor de Felipe V I .
La Bula de Oro establece el sistema de designación de los emperadores que queda a cargo de siete electores. También se establece una Dieta que se reserva la resolución de los asuntos más importantes del imperio.
1358 Levantamientos urbanos y campesinos ( jacquerie) en Francia.
1360 Se forma la paz de Brerigny, por la que Francia estipula el retorno del rey y la compensación a los ingleses en dinero y territorios.
1378 La ofensiva francesa, a cargo de Bertrand du Guesclin, reduce a los invasores ingleses al puerto de Calais.
1381 Levantamiento campesino en Inglaterra.
1388 Inglaterra y Francia pactan una tregua.
1399 En Inglaterra, los nobles se sublevan contra el rey Ricardo II que es depuesto por el Parlamento. El jefe de los insurrectos, Enrique de Lancaster,
1407 En Francia, se entabla la lucha por el poder entre el Duque de Orieans, que ejercía la regencia por la incapacidad del rey Carlos V I , y Juan Sin Miedo, duque de Borgoña.
1415 Enrique V de Inglaterra reinicia las hostilidades contra Francia y triunfa en la batalla de Azincourt, apoderándose de la Normandía.
El duque de Borgoña, que se había apoderado de Flandes y los Países Bajos, rompe con el rey de Francia y formaliza su alianza con el monarca inglés.
1420 Se firma el Tratado de Troyes por el que se establece la futura unión de los reinos de Francia e Inglaterra. Para ello se deshereda al delfín Carlos y se da en matrimonio a Enrique V una hija de Carlos VI  para que el descendiente pueda asumir la doble corona.
1422 A la muerte de los reyes de Francia e Inglaterra, Enrique, de un año de edad, es coronado en ambos reinos. Comienzan los conflictos con quienes reconocen al delfín como Carlos VII , rey de Francia.
1429 Juana de Arco encabeza la lucha francesa. Cae el sitio de Orieans y Carlos VI I es coronado en Reims.
1431 Juana de Arco es condenada a morir en la hoguera tras ser apresada por los partidarios del duque de Borgoña y entregada a los ingleses.
1435 Por medio del Tratado de Atrás se firma la paz entre los borgoñeses y Carlos VII .
1436 Carlos V I I toma París.
1449 Se inicia la campaña francesa para desalojar a los ingleses de Normandía y Guyena.
1453 La victoria francesa de Castillon pone fin a la Guerra de los Cien Años.
Los turcos toman Constantinopla.

                Referencias bibliográficas
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[1] Obra blasfematoria y crítica, el Román de Fauvel satirizaba el estado deplorable de la corte de los reyes Felipe IV y Felipe V y enunciaba una profecía sobre el siniestro fin de ese mundo. Según el argumento, Fauvel -que vivía en un establo- es conducido por la Fortuna al palacio real donde rápidamente -en medio de los halagos cortesanos se transforma en el señor más poderoso de mundo. En su espléndida corte, contrae
matrimonio con la Dama Vana Gloria, unión de la que nacerán innumerables pequeños "Fauveles" que se esparcirán como una plaga por el mundo entero. En 1316, un amigo del autor, también magistrado de la Corte de París, puso música a la obra a partir de partituras originales (compuestas por Philippc de Vitty para tal fin) o adaptando otras composiciones anteriores (algunas de las cuales se remontan a fines del siglo xn).

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